La invasión rusa a Ucrania ha desatado pérdidas humanas y parece que desencadenará un nivel de división entre oriente y occidente que no se había visto desde la Guerra Fría. Están aumentando los temores de una mayor desestabilización geopolítica en todo el mundo. Las repercusiones económicas ya se están sintiendo a nivel mundial. El precio del petróleo ha subido a más de USD 110 por barril, mientras que los mercados financieros han caído. Las sanciones económicas, comerciales y financieras punitivas y otras medidas – como bloquear a los bancos rusos del sistema SWIFT para pagos fronterizos – por parte de los gobiernos occidentales aislarán efectivamente a Rusia de gran parte de la economía global, pero tendrán repercusiones más amplias para el comercio.
El sector tecnológico y el canal se verán fuertemente afectados por la crisis, tanto dentro como fuera de Rusia y Ucrania. El colapso de la moneda rusa y los aumentos en las tasas de interés por parte del Banco Central de Rusia impulsarán de inmediato los precios de los productos tecnológicos dentro de Rusia y limitarán el poder adquisitivo de los clientes. Las sanciones estadounidenses y europeas sobre las exportaciones a Rusia de una amplia gama de productos tecnológicos, incluidos los semiconductores y ciertos productos de software, computación y telecomunicaciones, afectarán a los proveedores que suministran a Rusia y a los socios de canal que los venden. Según los informes, Estados Unidos está considerando extender la prohibición a los teléfonos inteligentes. Mientras tanto, es probable que los proveedores afiliados o de propiedad rusa con presencia internacional, como Kaspersky, se vean perjudicados por la asociación.
Sin embargo, no todos los efectos serán negativos: la industria tecnológica puede ver un aumento en el gasto como resultado del conflicto, en áreas como defensa y ciberseguridad. Los altos precios del petróleo y el gas darán un impulso renovado a la industria de la energía renovable, pero se avecina un período de graves revueltas y volatilidad.